"Era un hombre muy humilde, en el sentido etimológico de la palabra.
De humus, de tener los pies en la tierra. Tenía conciencia de su valor como pedagogo, de su trabajo a nivel mundial, sobre todo en los años que estuvo fuera de Brasil. Cuando fue al Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra pudo viajar a todos los continentes, llevando su metodología a pueblos muy pobres.
Era un hombre sin pretensiones de ser importante o de riqueza. Estaba sobre todo interesado en fortalecer la conciencia política y ciudadana de nuestro pueblo. Paulo Freire era un revolucionario en el sentido profundo de la palabra.
Era un cristiano revolucionario, y su sueño era justamente ver un Brasil emancipado de las opresiones, con mucho menos desigualdad social, con la gente en condiciones de tener los derechos humanos fundamentales asegurados, como alimentación, salud, educación, cultura y trabajo.
Era una persona muy sencilla, no creaba ninguna barrera para acercarse a él, pero era un hombre carismático, sin ninguna duda.
Cada vez que iba a dar clase a la Universidad Católica de San Pablo tenían que pasar a un salón porque no estaban solamente sus alumnos sino que llegaban estudiantes de otros cursos interesados en sus charlas."
Frei Betto
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