“El ‘nosotros’ de Pocho era un nosotros mucho pero mucho más grande que el que podamos pensar y recorrer en auto o en tren.
Era un nosotros como de doscientos idiomas, mil religiones, y millones de fiestas de cumpleaños y pesebres”, escribió Gustavo Martínez, amigo y compañero de militancia , en el prólogo del libro :¡Pocho Vive!
“Hay que pasar el invierno, el invierno eterno no existe.
Si despertamos, se va.
Podemos y debemos construir la primavera”,
solía gritar Pocho desde su bicicleta.
Le dispararon en la garganta para intentar callarlo, pero no pudieron borrar el camino que dejó marcado con sus huellas por las calles de Rosario.
No hay dudas de que el invierno eterno no existe, la primavera llegará y ojalá venga acompañada de justicia por Pocho y todos los asesinados y asesinadas en diciembre de 2001.
Autor: Federico Frau Barros
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