(Por
Claudia Korol
)“Quedate en casa”, dijeron... y quienes no tienen casa comenzaron a construir una en la toma de Guernica. Una casa para quedarse… como dijeron.
“Quedate en casa”, dijeron… para cuidar tu vida y la vida de todos… y quienes nada tienen dijeron que sí, que quieren vivir, pero que no tienen casa donde quedarse. Tomaron las tierras y empezaron a hacerla. Llegaron más y más personas que querían quedarse en casa, y que para eso la hicieron.
“Quedate en casa” dijeron, y amenazaron con meter presos a quienes salían de ellas.
Por salir de la casa sin permiso desaparecieron a Facundo y lo mataron.
Por salir de la casa sin permiso, muchos pibes y pibas pasaron noches en puestos policiales.
“Quedate en casa” dijeron.
Muchas mujeres intuyeron que cuando se ocupa una tierra y se hace una casa, también es posible escapar de la violencia cotidiana que convierte los llamados hogares en infiernos.
Se escaparon de la violencia del día a día, y se reunieron en la toma, hicieron talleres, asambleas feministas, muchas mateadas. Comenzaron a nombrar la violencia machista como patriarcado, y a tejer una trama colectiva para cuidarse, porque eso era lo que querían, que nadie las lastimase, ni a ellas ni a sus hijos e hijas.
Y así lo hicieron, hasta que volvieron a sentir el golpe.
Fue el policía el que la golpeó, y en el dolor se acordó de todos los golpes que había recibido en otros tiempos. Al policía lo mandó el fiscal. Le pegó el poder con cara de Berni, de Axel, de Alberto.
“Quedate en casa” dijeron.
Desconfiaron de ellos que lo decían (porque no había dónde quedarse), pero confiaron en ellas mismas, porque aprendieron lo que necesitan para vivir, y desaprendieron lo que las mata.
La propiedad privada mata. El patriarcado mata.
“Quedate en casa” dijeron. Y cuando la casita iba pareciendo un territorio colectivo, dijeron que ya no, que ahí estaba la policía para desalojar, para mandar a la gente a ningún lugar.
“Quedate en casa” dijeron.
Tiraron balas, tiraron gases, tiraron desde carros hidrantes, arrasaron el territorio y lo destrozaron como a ese cuadro de horror al que le decían Guernica.
“Quedate en casa” dijeron.
Ahora está en la intemperie, lastimada, con los niños y niñas preguntando dónde dormirán esta noche, preguntando a alguna vecina qué dijo el Ministro de Salud sobre andar tragando gases y durmiendo sin casa, qué dice el Alberto que nos cuidaba como una madre, qué dice el Ministro de la Mujer de todas estas mujeres muertas de frío, de hambre, de miedo, de rabia.
“Quedate en casa” dijeron. Y quemaron la casa.
Claudia Korol.
Fuente : Anred /Resumen Latinoamericano, 30 de octubre de 2020.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario