I
Monte arriba, cara al viento,
buscando reposo y calma,
íbame yo muy contento,
dándole descanso al alma,
buscando reposo y calma,
íbame yo muy contento,
dándole descanso al alma,
y cuando a lo alto llegué,
y al dar la vuelta a la cima
un rebaño me encontré
que se me venía encima.
y al dar la vuelta a la cima
un rebaño me encontré
que se me venía encima.
Avanzaban las ovejas
marchando al paso tranquilas,
y pasaban las parejas
al sonar de las esquilas:
marchando al paso tranquilas,
y pasaban las parejas
al sonar de las esquilas:
y en los últimos reflejos
de los rayos vespertinos
las vi perderse a lo lejos
por los ásperos caminos.
de los rayos vespertinos
las vi perderse a lo lejos
por los ásperos caminos.
Detrás de ellas, lentamente,
dando al aire una canción
y sacando indiferente
su mendrugo del zurrón,
dando al aire una canción
y sacando indiferente
su mendrugo del zurrón,
venía un pastor, un niño,
un imberbe zagalejo,
que me inspiró ese cariño
que es tan súbito en un viejo.
un imberbe zagalejo,
que me inspiró ese cariño
que es tan súbito en un viejo.
-¡Hola! ¿tú eres el pastor?
-Sí señor, ¿qué se le ofrece?
-¿Tienes padres? -No, señor.
-¿Cuántos años tienes? - Trece.
-Sí señor, ¿qué se le ofrece?
-¿Tienes padres? -No, señor.
-¿Cuántos años tienes? - Trece.
- ¿Y cuánto ganas, amigo?
- Un duro. - ¿Al día? -¡Anda ,maño!
- ¿Un duro al mes? -
¡Que no, digo!
- ¡Un duro al año!
- Un duro. - ¿Al día? -¡Anda ,maño!
- ¿Un duro al mes? -
¡Que no, digo!
- ¡Un duro al año!
II
Le dejé que se marchara
y en el monte me senté,
y avergonzado, la cara
en las manos oculté.
y en el monte me senté,
y avergonzado, la cara
en las manos oculté.
Pasaron por mi memoria
templos, palacios y reyes,
los aplausos y las glorias,
los discursos y las leyes,
templos, palacios y reyes,
los aplausos y las glorias,
los discursos y las leyes,
los millones del banquero,
las fiestas del potentado,
réditos del usurero,
ladrones en despoblado,
las fiestas del potentado,
réditos del usurero,
ladrones en despoblado,
fortunas mal heredadas
en el tapete perdidas,
cortesanas celebradas
de ricas galas prendidas,
en el tapete perdidas,
cortesanas celebradas
de ricas galas prendidas,
los que del lujo se afanan,
tantas glorias, tanto daño...
y en tanto hay seres que
ganan...
¡Un duro al año!
tantas glorias, tanto daño...
y en tanto hay seres que
ganan...
¡Un duro al año!
III
¡Un duro! ¡Oh Dios!
¡Cuántas veces
lo habré derrochado yo,
en miles de pequeñeces
que mi gusto me pidió!
¡Cuántas veces
lo habré derrochado yo,
en miles de pequeñeces
que mi gusto me pidió!
En comer sin tener ganas,
en caprichos, en favores,
en vanidades humanas,
en guantes, coches y flores,
en caprichos, en favores,
en vanidades humanas,
en guantes, coches y flores,
en un rato de placer,
en un libro sin valor,
en apostar, en beber,
en humo, en un buen olor...
en un libro sin valor,
en apostar, en beber,
en humo, en un buen olor...
Y ese duro que se olvida
en cuanto correr se deja,
era un año de la vida
de aquel niño que se aleja...
en cuanto correr se deja,
era un año de la vida
de aquel niño que se aleja...
Y vi que somos peores
todos los seres humanos.
unos, falsos soñadores;
otros, falsos puritanos,
todos los seres humanos.
unos, falsos soñadores;
otros, falsos puritanos,
ya ateos o ya creyentes,
todos en el daño iguales;
resolviendo diligentes
grandes problemas sociales
y hay seres que en esa edad
que ignora su propio engaño...
deben a la humanidad...
¡Un duro al año!
¡Un duro al año!
IV
¡No! Mientras el frío enero,
en una espantosa noche,
mi prójimo, por dinero,
me lleve a mi casa en coche;
en una espantosa noche,
mi prójimo, por dinero,
me lleve a mi casa en coche;
mientras de la mina obscura
saque el carbón tanta gente,
pasando tanta amargura
para que yo me caliente;
saque el carbón tanta gente,
pasando tanta amargura
para que yo me caliente;
mientras de la alegre fiesta
salga yo, que siento y creo,
y al pobre que me moleste
le mande airado a paseo;
salga yo, que siento y creo,
y al pobre que me moleste
le mande airado a paseo;
mientras derroche la moda,
y se gasten, grande o chico,
mil duros en una boda.
Mil en entierros del rico,
y se gasten, grande o chico,
mil duros en una boda.
Mil en entierros del rico,
y hasta el sol desigual sea
en dar al hombre sus rayos
y haya niños con librea
que me sirvan de lacayos.
No creo en leyes humanas
ni en el que las bombas tira...
¡Palabras! Palabras vanas.
¡Mentira, todo mentira!
que me sirvan de lacayos.
No creo en leyes humanas
ni en el que las bombas tira...
¡Palabras! Palabras vanas.
¡Mentira, todo mentira!
No hay a las penas consuelos;
¡sufrir y siempre sufrir!
¡El Cristo se fue a los cielos,
pero volverá a venir!
¡sufrir y siempre sufrir!
¡El Cristo se fue a los cielos,
pero volverá a venir!
Su reino será de espanto.
Sus leyes muy difrentes
¡Y allí se ha de ver el llanto
y el rechinar de los dientes!
Y ha de subir a mil codos
más alto el nuevo diluvio,
y en el moriremos todos;
y más alto que el Vesubio
más alto el nuevo diluvio,
y en el moriremos todos;
y más alto que el Vesubio
nos ha de ver impasible
ese niño, ese pastor,
ya convertido en terrible
ángel exterminador,
ese niño, ese pastor,
ya convertido en terrible
ángel exterminador,
y entre torrentes de lava
gritará de su alto escaño:
-Yo soy aquel que ganaba
¡Un duro al año!
gritará de su alto escaño:
-Yo soy aquel que ganaba
¡Un duro al año!
V
Así a mis solas decía,
solo, en la cumbre del monte,
mientras el sol se escondía
en el rojizo horizonte,
solo, en la cumbre del monte,
mientras el sol se escondía
en el rojizo horizonte,
en la sombra se ocultaban
lentamente las aldeas,
y allá lejos humeaban
las fabriles chimeneas.
lentamente las aldeas,
y allá lejos humeaban
las fabriles chimeneas.
Veíanse allá las cruces
de las santas catedrales
y los rayos de las luces
de las fiestas mundanales.
Allí rezan compungidos
los que se llaman cristianos
entre el ruido y movimiento
de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento
de las necias vanidades...
de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento
de las necias vanidades...
Y allá, perdido en la plana,
Cantando, tras su rebaño,
iba aquel niño que gana
¡Un duro al año!
Cantando, tras su rebaño,
iba aquel niño que gana
¡Un duro al año!
(Eusebio Blasco (1844 - 1903)
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