A todos los miserables que relativizan los crímenes de la dictadura cívico-militar encabezada por Pinochet se les debería repetir hasta el cansancio la digna historia de esta Madre Coraje Chilena.
Tendrían que detenerse a mirar el rostro sereno y dulce de esta campesina llamada Purísima Elena Muñoz, una mujer que el 7 de Octubre de 1973 vio como las fuerzas de la represión secuestraban, junto a otros diez campesinos, a su esposo Sergio, y a sus hijos Rodolfo, Sergio, Segundo y José Manuel.
Su esposo, sus cuatro hijos y los otros diez campesinos fueron asesinados y sus cuerpos ocultados en un antiguo horno, en un lugar llamado Lonquén.
Purísima Elena, los familiares de los demás campesinos asesinados y el esfuerzo silencioso, clandestino de la gente solidaria, buscaron, con las manos cavaron la tierra maldita, hasta que, cinco años más tarde, dieron con los cuerpos mutilados.
Pero los sicarios de la CNI, la central nacional de inteligencia, la gestapo de la dictadura chilena, secuestraron esos restos, y los arrojaron a una fosa común para hacer más difícil las exhumaciones y posibles identificaciones.
Purísima Elena, esa Madre Coraje, no cesó en su empeño de rescatarlos, tras un enorme esfuerzo lleno de impedimentos, trampas legales, burlas de la pseudo justicia chilena cómplice de la dictadura, logró una vez más dar con ellos, y los fragmentos de osamentas fueron identificados, los huesos hablaron, dijeron sus nombres, y por fin se les pudo enterrar el año 2015.
Purísima Elena falleció a los 96 años. Nunca obtuvo justicia pues los asesinos si bien es cierto que fueron identificados y juzgados , también lo es que recibieron penas de cárcel mínimas.
Que los miserables de todos los pelajes que aún celebran los "éxitos económicos y el orden logrado"por la dictadura, se atrevan a mira el rostro de Purísima Elena, una de las Madres Coraje chilenas.
Ni olvido ni perdón.
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