"Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros,
seria oportuno saber si no se está muriendo de hambre."
León Tolstoi
Tened presente el hambre, recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo,
aquel jornal al precio de la sangre cobrado
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre paseaba sus vacas exprimidas
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.
No habéis querido oir con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llamaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.
Se ejercita en la bestia y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres y en mis ojos la visión duele y pesa.
Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres, aquí estoy, aquí estamos.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida como un motín sangriento,
como tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
Miguel Hermández
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