Mujeres...
A Felicia Brown le corresponde haber sido la primera persona de nacionalidad británica caída en combate durante la Guerra Civil, apenas un mes después de comenzar la contienda.
Quienes conocieron de cerca a Felicia Brown, subrayan la sensibilidad que desde muy joven mostró por los acontecimientos políticos que sacudían Europa, especialmente la irrupción del nacional-socialismo en Alemania. Se involucró en el activismo político y en 1931 tuvo la oportunidad de viajar a la Unión Soviética.
A su regreso se implicó de lleno en las actividades antifascistas.
Nada más producirse el golpe de estado fascista de 1936, Felicia Brown decide viajar a España para empuñar un fusil y unirse a los defensores de la República, pese a que carecía de experiencia militar, como muchos de los brigadistas internacionales.
Encontró la muerte enseguida, durante una emboscada, acribillada a balazos al intentar socorrer a un camarada italiano herido.
"A Felicia, pintora y escultora británica, de filiación comunista, le sorprendió la guerra cuando se disponía a asistir en España a la Olimpiada Popular. Allí participó en las luchas callejeras contra los militares sublevados, incorporándose a continuación a una columna de combatientes que partió con destino al frente de Aragón. Allí murió en acción de guerra a los pocos días de su llegada. Fue la primera miliciana inglesa que pagó con su vida.Cambiando pinceles por fusil Felicia, de 32 años, se unió a las milicias el 2 de agosto de 1936. Había estudiado en la Escuela de Arte de Slade, perteneciente al University College London.
. La Asociación Internacional de Artistas a la que pertenecía, dijo de ella en 1936 que
“tenía la capacidad de representar el mejor tipo de mujer nueva”.
Fascinada por las cosmogonías de Dante y Kafka, era también una “divertida caricaturista”
y una “excelente ilustradora”.
Para algunos de sus colegas artistas fue “demasiado generosa para pertenecer al siglo XX”.
De Felicia no hay rastro material que recuerde su caída."
Fragmento sobre la brigadista inglesa, extraído del artículo de Rosa María Ballesteros García, titulado “El efecto de Cronos. Brigadistas olvidadas por la Historia” (Ballesteros, 2008)
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