Carta a la mujer que derribó a mi padre
"¿Por qué este odio, Petra? Cuando vi lo que hiciste estaba, estábamos, profundamente conmocionados. Fue una cosa tan terrible que no se puede describir con palabras. Lo que sé es que no pudimos dormir durante toda la noche. Mi padre sólo corría con mi hermano en brazos. Te voy a contar quién es. Quiénes somos. Él se llama Osama Abdul Mohsen. Tiene cuatro hijos. ¿Qué quiere que le cuente de nuestras vidas? No somos ricos ni pobres. Somos una familia de clase media que ha huido de Siria por la guerra. Nos fuimos tan rápido que apenas tengo fotos, porque salimos de allí desplazados y no cogimos todas nuestras cosas. Una parte estamos hoy en Turquía. Antes estábamos juntos todos.
Hasta que mi padre, angustiado por nuestra situación económica, cogió a Zaid para buscar un mejor futuro. Y partieron. Él siempre nos dice: aún no sabemos nuestro destino. Yo quisiera terminar en España, pero eso lo decidirá papá. Y yo le obedeceré... Él ha puesto en riesgo su honor por el bien de su familia... Cuando él decidió huir a Europa pensábamos que los principios de los Derechos Humanos no permiten que nadie ataque a un padre que sólo sostiene a su hijo. Esperemos que este tipo de ataque racista no se permita más.
Nosotros sólo queremos la paz. Y por eso decidimos arriesgar nuestras vidas... Al ver caer a mi padre y a mi hermano, sentí un dolor muy profundo. ¿Por qué ese odio, Petra?"
Firmado: Almuhamad Abdullmhsee
Petra Laszló tiene 40 años, 12 años menos que Osama. Nos ayuda a elaborar su biografía su ex jefe, Szabolcs Kisberk, director de N1TV, cadena de noticias afín al partido político de extrema derecha Jubikk (Movimiento por una Hungría Mejor).
Por OLMO CALVO, fotógrafo testigo de la zancadilla.
- Hoy todo el mundo sabe quién es Petra László y lo que hizo. Sí, esa periodista que, cuando cientos de refugiados corrieron desesperados rompiendo el cerco policial que los mantenía recluidos en los límites de Hungría con Serbia, hizo zancadillas y propinó patadas a varios de ellos en su huida. Tal cual como suena, de manera consciente y alevosa.
- Yo estaba justo enfrente cuando estiró su pierna e hizo caer a un padre y su hijo. Fue sólo un instante, pero se quedó grabado en mi retina y en las cámaras de varios compañeros, gracias a los cuales el mundo entero sabe qué sucedió. Pero, lamentablemente, los problemas de los refugiados en Hungría no son sólo las patadas de Petra Lászlo. Son las cárceles de refugiados, donde hacinan a familias enteras encerradas tras vallas y concertinas. Son los perros que usan para asustar e intentar controlarles. Son la mayor parte de los policías con su actitud violenta y agresiva. Son los sprays de pimienta frente a padres, madres e hijos que huyen de guerras y hambrunas. Son los autobuses para presos en los que les trasladan. Son las nuevas leyes húngaras que les criminalizan. Son las palabras de Viktor Orbán, primer ministro del país: "Por favor, no vengan. ¿Por qué tenéis que venir de Turquía a Europa? Turquía es un país seguro. Quédense allí. Es arriesgado venir. No podemos garantizar que seáis aceptados aquí".
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