"El grito que atraviesa la naturaleza
es el grito que nosotros mismos somos.
Finalmente un mismo y único grito."
Ese texto, que habla del grito, también aparece en su Diario, entre las notas del 22 de julio de 1892, escritas en Niza:- “Iba caminando con dos amigos por el paseo –el sol se ponía– el cielo se volvió de pronto rojo –yo me paré– cansado me apoyé en una baranda –sobre la ciudad y el fiordo oscuro azul no veía sino sangre y lenguas de fuego– mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo –y sentí que un grito infinito penetraba toda la naturaleza”.
¿Puede un grito pintarse? En la obra el silencioso grito retumba en el marco, y
sin poder salir del lienzo hace vibrar todas las formas que en él se muestran.
sin poder salir del lienzo hace vibrar todas las formas que en él se muestran.
Solo vemos ondulaciones en el paisaje: es la naturaleza la que grita. Pero también el grito
se redobla en la figura principal de la obra que con la boca abierta expresa aquello que
lo atraviesa todo, mientras se cubre los oídos protegiéndose de lo que se supone
ensordecedor.
ensordecedor.
El grito que atraviesa la naturaleza es el grito que nosotros mismos somos.
Finalmente un mismo y único grito.
Escribir es “gritar sin ruido”, decía Marguerite Duras, y acaso tuviera razón,
pues la verdadera escritura es también aquello que deja de lado la voluntad
de expresar un contenido, para mostrarse ella misma como pura potencia de comunicar.
¿Hay, entonces, un posible anudamiento entre el grito que se pinta y el grito que se escribe?
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