"Resistir a la opresión no es lo mismo que oprimir."
Alfredo Grande
Cuando desaparece un cuerpo o una filiación, un universo de valores desaparece. Valores universales elaborados por los colectivos humanos en sus luchas históricas por justicia y dignidad.
TERMINATOR es toda la mentira. Y hay que oponerle, como camino, toda la verdad. Que no es lo mismo que una gran verdad. Pero si es nada más que la verdad. Aunque no tenga remedio. La misma de Sacco y Vanzetti, que aún hoy se sigue contando. Es necesaria la elaboración colectiva de la culpa. Es la única forma de discriminar históricamente entre la culpa que la máquina quiere inocularnos para lograr nuestra parálisis y anestesia (como modernos ejemplos de histerias políticas), del legítimo remordimiento que podemos sentir cuando logramos destruir un TERMINATOR.
Resistir a la opresión no es lo mismo que oprimir. Y aquellos que no han sido programados para el exterminio del semejante, no pueden evitar sentir cierta desazón, que Freud denomina remordimiento, aunque hayan realizado el acto letal en defensa propia. Este remordimiento es indicador de la agresión realizada efectivamente, y que fue necesaria para impedir nuestra desaparición y muerte. Pero la culpa, como Freud enseña, caracteriza más al santo que al pecador.
La máquina de exterminio dirá :"por algo será". Le respondemos: "no es por algo; es por todo; por todo lo que es y tiene que ser".
La máquina dirá: "el silencio es salud". Le respondemos: "tu silencio es salud, porque hablas con la mentira; mis palabras son salud, porque buscan una verdad".
La maquina dirá : "en algo andará". Le respondemos: "andará y seguirá andando, haciendo camino al andar".
La máquina dirá:: "no te metás". Le contestaremos: "ya estoy metido, metido hasta el cuello, lo único que me queda es averiguar es como salir" Y cuando la máquina cumpla con su programa de eliminación física de los cuerpos, convocaremos a especialistas, que desde el fundamento último de la vida, los genes, recuperarán la determinación biológica. Y cuando la máquina complete su programa genocida destruyendo la filiación, convocaremos a juristas y psicólogos que recuperarán la determinación histórica.
Pienso que en el imaginario social, las Madres-Abuelas de Plaza de Mayo son las organizaciones que por sus enunciados de verdad, pueden enfrentar a la máquina de exterminio. Son garantes fundantes, no simbólicos, de la continuidad biológica e histórica. No siempre obtienen lo que están buscando. Pero como dice Antonio Porchia en "Voces": "aunque obtuviese el bien que no merezco, no podría vivirlo; el bien que merezco, podría vivirlo, aunque no lo obtuviese."
Pienso que es mucho el bien que merecen, y en ese bien estamos implicados.
Desde nuestra ética, desde nuestra ideología, desde nuestra estética, desde nuestra poesía.
Quizá alguna vez debamos plantearnos cómo constituirnos en garantes simbólicos de lo que las madres-abuelas garantizan desde sus propios cuerpos.
El programa de exterminación es también de extinción de instituciones, al modo de una selección cultural mucho más despiadada que la natural.
Oponer al programa de exterminio de las máquinas genocidas el programa de amor de los colectivos solidarios, autogestivos, valientes y absolutamente convencidos de la legitimidad del reclamo y la legalidad de la lucha."
Alfredo Grande.
Fuente : Pelota de trapo.
Fuente : Pelota de trapo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario