¿Y si el Hombre, no Dios, se llamase Jesucristo?...
¿Si la sangre del Hombre... fuese la sangre divina del
Sol... la esencia luminosa de los astros?
¿Si con su sangre el Hombre pudiese salvar y redimir
a los Dioses?
Estoy preguntando... ¿No puedo yo preguntar?
¿No han arrojado sobre mí todas las sombras? ...
Y ¿no puedo yo levantar todas las preguntas?
Y... ¿si hubiese dos clases de hombres?
Y... ¿si hubiese dos Españas, por ejemplo?
¿La España del poeta doméstico y retórico... y la
España del poeta prometeico, heroico y revolucionario?...
¿La España de las formas que se desgastan y la de las
esencias eternas?
¿La de las formas que se mueren y la de las esencias
que comienzan a organizarse de nuevo?...
Y afirmo, ya no pregunto:
En la España de las formas desgastadas
están los símbolos obliterados...
los ritos sin sentido...
los uniformes inflados
las medallas sin leyenda
los hombres huecos
los cuerpos de serrín
el poeta doméstico y retórico,
la exégesis fariseica,
el verso vano
y la oración muerta que van contando las avellanas horadadas de los rosarios.
León Felipe
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