“Un niño que muere de hambre muere asesinado,
y esto debemos grabarlo en nuestros cuerpos,
sobre todo en nuestra alma
porque en este país sobran alimentos,
entonces no puede ser que se nos escape un solo niño
o que no tenga para comer.”
Alberto Morlachetti.
"No habría renovación humana si no nacieran chicos.
Hay que confiar en que ellos son como heraldos que traen algo nuevo.
Uno podrá pensar que es pensamiento mágico.
Y sí, la vida tiene pensamiento mágico y pensamiento científico.
La utopía de construir una sociedad más justa tiene mucho de pensamiento mágico".
Comenzó a jugar al fútbol con los niños de su barrio, Gerli, en 1974.
"Yo tuve una vida muy parecida a ellos. Era obvio que tenía una especie de mandato
que cumplir.
Sabía que debía estudiar, terminar la facultad, pero en cuanto terminara debía
dedicarme a trabajar con chicos porque era lo que a mí me gustaba y lo que yo sentía.
Aparte siento una empatía profunda con esa edad de la vida, la del asombro,
de las preguntas hermosas,
es la edad en que la palabra no está contaminada,
en la que los chicos tienen miradas, gestos, palabras
que son como piedras preciosas, uno se va renovando permanentemente".
ALBERTO MORLACHETTI
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