“La magia más grande que tiene el mate la heredamos de los guaraníes que la
descubrieron. Ellos ordenaban su vida según un principio de reciprocidad
porque consideraban que no era más rico el que más tenía si no el que mayor
capacidad tuviera de compartir los bienes materiales y espirituales
con los demás.
Por eso cuando descubrieron la yerba mate y la hicieron parte de sus vidas,
porque para ellos era una pócima, decidieron que la tenían que compartir.
Y fue frente al fuego, que era sagrado, y pasándose un cuenco,
que tomaron esta decisión.
Hoy al mate lo compartimos gracias a ese gesto, a ese mensaje tan místico y tan mágico de los guaraníes”.
Valeria Trapaga
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