"La oligarquía ideológica ..."
La primera noticia que vi hoy cuando me levanté, fue la de las dos personas que fueron rociadas y prendidas fuego.
Sinceramente, no pude abrir la noticia y leerla hasta recién. Como que en alguna parte tenía la esperanza de que se desmintiese, que haya habido algún error, que por alguna razón no haya sido cierto, no sé.
Durante todo el día estuve pensando en eso, en esas personas que escupen “que son pobres porque quieren”, que son “unos negros de mierda”, y que “ojalá se mueran todos”, y si no se mueren, “hay que matarlos”, porque son lacras, porque representan la escoria de la sociedad, esta sociedad tan europea, tan rica, tan burguesa, tan todo eso que les encanta fingir y que tanto se esmeran por demostrar.
Porque sí, se creen que tienen más derechos, ¿por qué? Por tener una casa linda y cara, quizá, o algún laburito estable, que ahogándome en mis prejuicios me animo a decir que han cagado a algún que otro compañero/a para conseguir.
Ah, pero les queda cómodo él “a mí nadie me regaló nada”, les queda comodísimo, porque son la oligarquía ideológica e imaginaria que les encanta pensar que son.
Y van a votar así, con esos aires de superioridad que claramente les deja en un lugar mejor que el del resto, porque ustedes sí son “derechos y humanos”.
Hablan de los negros refiriéndose a la pobreza;
hablan de los chorros, refiriéndose a la pobreza;
hablan de los drogadictos, refiriéndose a la pobreza;
hablan de los inmigrantes refiriéndose a la pobreza;
y por eso, acercándose a un goce fálico me atrevo a decir, se excitan imaginándose empuñando un arma, disparando contra los causantes de todos los males que tiene este país, y que además no dudan en decir: que son LOS POBRES.
Pero de golpe la metáfora deja de operar, y aparece el acto, la acción, la concreción del deseo de varios, de varias.
¿Se sienten mejor ahora?
¿Se sienten bien?
¿O tendrían que haberse muerto los dos para que la satisfacción sea completa? Y bueno, todo no se puede.
Ojalá les esté haciendo provecho el odio que desparraman por doquier en cada esquina, porque estoy segura de que si alguna vez caen en la cuenta de que son tan responsables (qué digo tan, digo más) de las miserias que padecemos, no lo van a poder soportar; porque saben muy bien cómo ejecutar el exterminio de los pobres, pero no pueden ni por un segundo ponerse a pensar qué de ustedes está implicado en todo eso.
Sientan el fulgor en sus venas, sientan el éxito en sus carnes, que hoy dos héroes valientes, con nafta y un encendedor, se atrevieron a realizar lo que con tanto odio anhelan.
Háganles un monumento también y récenles a ellos, sus dioses, sus soberanos, si es que todavía tienen lugar para ubicar a alguien más por encima de ustedes, sin que la solidez de su patriotismo identitario, termine yéndose a la mierda.
Ayelén Lambert.
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