Rescatar la memoria.

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23/2/16

"Antonio Puigjané, el Piru" llega al cine.

"Antonio Puigjané, el Piru", de Fabio Zurita, se estrena en el Cine Gaumont del barrio porteño de Congreso y cuenta la historia del cura que sufrió amenazas durante los '70 por enfrentarse a las clases altas y que fue preso por el copamiento al Regimiento de La Tablada en 1989, pese a que organismos internacionales demostraron que no había pruebas para la condena.


Puigjané, apodado "el Piru" en su Córdoba natal, encontró su vocación pastoral a los 11 años, edad en la que se internó en el seminario de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, donde empezó su inclinación por ayudar a los más necesitados.

El sacerdote pasó por Mar del Plata y La Rioja, provincia de donde fue expulsado por la familia Menem y donde compartió su actividad con el obispo Enrique Angelleli, asesinado en 1976 por la dictadura militar, según se estableció en el juicio de 2014.
"Antonio se adelantó a los cambios que venían en el mundo. En sus misas hablaba de los desaparecidos, algo que no hacía nadie. 
Durante la hora quince que dura la producción, Zurita muestra diferentes estéticas tanto en sonido como en imagen, debido a que durante los 13 años de rodaje utilizó diferentes cámaras y micrófonos.
El filme incluye entrevistas a Puigjané, integrantes de Madres de Plaza de Mayo, a Osvaldo Bayer y al Adolfo Pérez Esquivel, además de amigos y compañeros de militancia.

A pesar de que en el juicio no se encontraron pruebas de la participación o el conocimiento por parte del cura capuchino del copamiento, según dejaron en claro varios organismos internacionales, entre ellos la Organización de Estados Americanos (OEA), el tribunal que intervino en el copamiento de La Tablada lo sentenció a 20 años de cárcel.
"Hay mucha gente que siente culpa por no haber hecho nada cuando lo condenaron. Antonio pensaba que iban a salir a pedir por él, pero eso no sucedió", señaló el director, quien resaltó que al sacerdote le habían ofrecido realizar un juicio aparte, pero que lo desechó, al pensar que si a él lo encontraban inocente, eso arrastraría al resto de los acusados.
La vida del sacerdote estuvo siempre unida a los más pobres, organizando cooperativas en la ciudad riojana de Anillaco o eligiendo el barrio más humilde de Quilmes, cuando regresó a la provincia de Buenos Aires.
"En Anillaco los curas sufrieron mucha persecución. A mí me contaron que hubo gente armada que los amenazaba. De hecho, hoy muchas personas tienen miedo de hablar", agregó el director, quien viajó en varias oportunidades para juntar material de archivo y testimonios.
"En La Rioja hay mucho amor por Antonio", resaltó.

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