"Nadie podrá ya evocar para el mundo
lo que en el mundo termina contigo".
Cernuda
"No vengo yo en este momento a esta mesa como
amigo de Luís Cernuda, ni amigo vuestro, ni a
ofrecer este banquete para cumplir un rito
gastado ya en tantas farsas con discursitos
decorados, con envidias cubiertas de veneno y
lágrimas de cocodrilo. No vengo tampoco dispuesto
a que mi voz la lleve el aire para recibir en
cambio, como tantas veces, una bandeja de
aplausos coronada por un "muy interesante" de
merengue. Yo vengo para saludar con reverencia y
entusiasmo a mi "capillita" de poeta, quizá la mejor capilla
poética de Europa, y lanzar un vítor de
fe en honor del gran poeta del misterio,
delicadísimo poeta Luís Cernuda, para quien hay
que hacer otra vez, desde el siglo XVII, la
palabra divino, y a quien hay que entregar otra
vez agua, juncos y penumbra para su increíble
cisne renovado…"
Federico García Lorca.
Cernuda murió en México el 5 de noviembre de 1963.
La periodista Cuqui Rivero describió la habitación del poeta como un lugar pulcro sin apenas decoración, con las paredes desnudas y unos pocos muebles imprescindibles.
Un cuarto minimalista, austero y casi ascético, el dibujo de la biografía de un hombre eternamente errante, exiliado perpetuo, incómodo ante todo asiento y permanencia, con escasas cosas que llevar en la maleta de viajero.
El escritor Francisco Giner de los Ríos evocaba así el velatorio del poeta:" una ceremonia fúnebre que ya comenzaba a repetirse con demasiada frecuencia entre los españoles del exilio."
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