"Todos los traficantes de pólvora y
todos los canallas del mundo
llevaban a Dios en el bolsillo."
León Felipe
El poeta maldito… a dar testimonio de la sombra.
Es el mismo poeta prometeico.
Se le llama así... cuando se acerca a los infiernos… porque la línea inquebrantable y monótona de sus versos que es siempre la resultante de la voluntad humana y del empuje del viento y que no se doblega ni se tuerce...
tiene que pasar fatalmente... por el centro mismo del infierno como el eje de la Tierra.
Entonces sus versos toman unas formas extrañas y blasfematorias.
La verdad es... que cuando Franco,el sapo Iscariote ladrón con su gran escuadrón de cardenales y banqueros, se atrevió a decir que la guerra de España era una "cruzada religiosa" y que Dios estaba con ellos... al poeta le entraron unas ganas irrefrenables de blasfemar.
Porque fue aquella la Gran Bufonada teológica donde gánsters y clowns del mundo
se repartieron a Dios, como se habían repartido la ambición y las plumas estilográficas para escribir las leyes y el decálogo del mundo venidero:
Chamberlain tenía un Dios para que le abriese el paraguas...
Churchill otro para que le encendiese el cigarro...
Hitler el suyo, para que le recortase el bigotito...
El de Mussolini le pulía la cabezota pelada ,
aquel cráneo grotesco y brillante como si fuese
un mármol clásico glorificado para la Historia.
A Franco uno muy especial le está limpiando las botas
todavía, con la venia y la bula del Sumo Pontífice…
Todos los espías.
Todos los traficantes de pólvora y
todos los canallas del mundo llevaban a Dios en el bolsillo.
Todos tenían su Dios... ¡Todos!
El escarnio y la ignominia...
El crimen... la cobardía y la injusticia.
¡Las babas y la sombra!
¡Sólo los republicanos españoles no teníamos Dios!
León Felipe.
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