El amor, madre, a la patria
no es el amor ridículo a la tierra
ni a la hierba que pisan nuestras plantas.
Es el odio invencible a quien la oprime.
Es el rencor eterno a quien la ataca.
Y tal amor despierta en nuestro pecho
el mundo de recuerdos que nos llama
a la vida otra vez, cuando la sangre
herida brota con angustia el alma.
La imagen del amor que nos consuela
¡Y las memorias plácidas que guarda!
José Martí.
no es el amor ridículo a la tierra
ni a la hierba que pisan nuestras plantas.
Es el odio invencible a quien la oprime.
Es el rencor eterno a quien la ataca.
Y tal amor despierta en nuestro pecho
el mundo de recuerdos que nos llama
a la vida otra vez, cuando la sangre
herida brota con angustia el alma.
La imagen del amor que nos consuela
¡Y las memorias plácidas que guarda!
José Martí.
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