"Comprobamos asombrados que el progreso ha concluído un pacto con la barbarie."
Freud
Freud (1913), en Tótem y Tabú, nos muestra el parricidio como uno de los
temas centrales. Ésto plantea el problema del fundamento de los anhelos de
muerte y su interrelación con el problema de la ley.
Freud consideraba el
asesinato del padre el acontecimiento cultural por excelencia, acontecimiento que
habría sobrevenido realmente en un pasado remoto, y cuya transmisión
filogenética hereditaria resonaría en los seres humanos aún en nuestros días.
Hasta ahí, si bien la agresividad y la muerte figuraban como parte del cuadro, no
figuraban como fuerzas constitutivas dotadas de basamento pulsional.
En 1920,
postula la pulsión de muerte a partir de la experiencia traumática de la primera
Guerra Mundial. Al escribir sus reflexiones en De guerra y muerte (1915), haber
sido testigo de la masacre ejercida en esa guerra debió formar el germen del
futuro giro de la teoría.
En Más allá del principio del placer introduce su
conceptualización sobre la destructividad. Posteriormente a la introducción de la
pulsión de muerte, continúa el tema en El Malestar en la cultura (1930), ¿Por qué
la guerra? y el Moisés (1939).
Freud escribió estos textos por sus temores
respecto al futuro inmediato de la humanidad, ante las amenazas provenientes de
los regímenes totalitarios. Pero también expresa su opinión crítica respecto al rol
que estaban desempeñando las naciones no directamente involucradas.
En el
primer prefacio a la tercera parte del escrito sobre Moisés (1939), dice: “Vivimos
una época harto extraña. Comprobamos asombrados que el progreso ha
concluido un pacto con la barbarie”. Se refería, con gran preocupación, a la
indiferencia y complicidad con la que el mundo reaccionaba frente al nazismo.
Federación Psicoanalítica de América Latina
Septiembre 23 AL 25 de 2010
Bogotá - Colombia
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