Una puerta abierta a la Memoria
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«Las piedras no hablan, pero sí guardan los gritos». Lo dice la asturiana Hilda Farfante Gayo, que ayer presentó en la sede ovetense de UGT, ante una sala abarrotada, el documental 'Las maestras de la República', en cuyo metraje se da a conocer también la historia de su familia. El pasado domingo, el trabajo firmado por la directora Pilar Pérez Solano se hizo con el Goya a mejor documental por «mostrar el simbolismo del proyecto de enseñanza de la época», a juicio de la Academia del Cine. Ayer, una fecha especial al coincidir con el 125 aniversario del nacimiento de Clara Campoamor, la sede autonómica de UGT acogió la proyección de la cinta.
A esta maestra retirada y natural de Besullo, también le pertenece un trocito del Goya. Su historia comienza con los primeros primeros embates de las tropas franquistas en la Asturias republicana. El 9 de septiembre, su madre, directora de la escuela de Cangas de Narcea, es asesinada. Dos días después, lo es también su padre, primo carnal de Alejandro Casona. Todo ocurrió cuando Hilda apenas tenía cinco años. «Por fin la historia de mi madre, como la de otras tantas mujeres, sale a la luz y llega a las escuelas, que es donde tiene que estar», explicó Farfante, emocionada y feliz al mismo tiempo. «Llevo muchos años gritando para que se sepa la verdad de la guerra, pero siempre creí que solo me escucharían los montes de mi tierra», afirmó, al tiempo que bromeaba con el «honor» de tener un Goya en casa.
En 'Las maestras de la República', un proyecto de FETE-UGT y Transit Producciones, se pone nombre, voz y cara a muchas de las mujeres que dieron literalmente su vida por la enseñanza. En su metraje, se ve un modelo de mujer que «aportó color e ilusión a España», explica Luz Martínez de Ten, secretaria de Políticas Sociales del sindicato. Para ella, el documental es «una puerta abierta a la memoria».
Una parte de la historia de España marcada por el riesgo de sumar a la sociedad instruida, los primeros empujes de las mujeres modernas, aquéllas que vestían falda y portaban melenas, y cuyo cóctel no era del agrado de las tropas nacionales.
En aras de la educación, la labor didáctica de principio de los años 30 destacó «por hacer de ella un bien público, obligatorio, laico y sin distinciones sociales». Una instrucción que no sólo llegaba a los niños, y de la que también se hacían eco los obreros y el resto de mujeres, en una sociedad en la que estrenaban derecho a voto. «El ejemplo de educación republicana, y todo lo que ha venido después, sirve para demostrar que no siempre vamos hacia adelante», sentenció Justo Rodríguez Braga, secretario general de UGT Asturias en la presentación.
El trabajo documental premiado lejos de quedar en el olvido trabaja ya en su segunda parte. En ella, sus responsables prevén adentrarse en los métodos pedagógicos y en muchos casos de docentes que abandonaron su España natal para exiliarse en América.
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