En noviembre de 1937, Machado escribió para el Socorro Rojo un llamado a la solidaridad con los combatientes que estaban en el frente:
Sobre nuestra España, traicionada y vendida, pesa la guerra con todos sus horrores y todas sus crueldades, hace ya quince meses, y pronto, por segunda vez, vendrá el invierno con sus escarchas, sus nieves y sus ventiscas a aterecer el cuerpo de nuestros luchadores; llegará, implacable, a los hogares humildes donde los viejos, las mujeres y los niños aguardarán, llenos de angustia y de esperanza el retorno del soldado querido, del héroe ausente, que no siempre puede volver
Razón tiene mi buen amigo Pedro Garfias, poeta y soldado, noble capitán de su lírica al no querer cantar, melancólicamente a las hojas secas que barre el viento de noviembre; porque no vivimos horas de melancolía sino de sangre, y porque los vientos de hoy se llevan mucho más que el follaje amarillo: arrastran también las ramas más floridas del árbol humano ...¡Mantas, cobertores, bufandas y pasamontañas, abrigos para los que luchan! Ésto pide hoy el poeta en sus romances, ésto pide el Socorro Rojo de España y ésto pedimos todos. Porque el invierno viene y hay que ayudar a nuestros hermanos.
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