Por Francisco "Paco" Olveira
Que raro que ya no te acuerdes de cuándo trabajabas en Crónica TV y "firme junto al pueblo" me llamabas seguido para que fuera a tu programa porque te "interesaba mucho" la situación de los más pobres, de los jubilados, de las villas...
En ese tiempo me hablabas con afecto y cercanía, aunque también es cierto que sentía, más de una vez, que me estabas utilizando.
Ahora ya no soy para vos el Padre Paco sino el "fuma Paco". No debería explicarte, porque lo sabes, que nací en Málaga, que cuando llegué a la Argentina allá por el año 1987 no existía la droga que llamamos "el paco" y que ese es el apodo que se da en España a los que nos llamamos Francisco.
Mentir, además de pecado según los mandamientos judeo/cristianos, es muchas veces también delito de calumnias e injurias:
así ocurrió cuando tras mi detención en la marcha de jubilados del miércoles 12 noviembre dijiste con total impunidad que "cómo no me iban a llevar preso si había tirado piedras y golpeado a una policía femenina".
Por supuesto sin mostrar, porque no las hay, una sola prueba.
La única arma que llevo a las marchas es mi Estola roja -simbolo sacerdotal y color martirial- donde está bordado el Obispo Enrique Angelelli al que el diario el Sol difamaba llamándolo "Satanelli" y que finalmente terminó asesinado por la dictadura militar.
O acaso también crees, como decía el diario La Nación y a quien ahora vos servís, ¿que Angelelli murió en un accidente de tránsito?
Estuve a punto de perder la vida hace unos días, en el micro que volcó yendo a Mar del Plata, y no hubiera llegado a escribirte estas líneas; pero igual habría muerto con mi conciencia tranquila.
Más de un libertario mostró en las redes su sadismo y crueldad lamentándose que no hubieran muertos más kukas. Para ellos no fue suficiente que dos compañeras, de esas imprescindibles, ya no estén con nosotres.
¿Estás entre ellos y ellas? Tal vez si, tal vez no. Lo seguro es que con tu "periodismo" de odio creas continuamente nuevos Satanellis que “no merecen vivir”.
Nadie cambia tan rápido, o cuándo estabas en Crónica eras un perfecto hipócrita o bien ahora recibes buenos billetes que calman tu conciencia.
Sea como sea, "estén preparados" dice Jesús “que nadie sabe ni el día ni la hora".
Mt, 24,42

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