A la generación más digna, valiente y valiosa de
la historia de España.
Muchos dieron su vida por un ideal.
Un ideal en aras del bien común.
Muchos sobrevivieron en lóbregos
muros de campos de concentración.
Muchos partieron al exilio después de la derrota,
dejando en el camino clamores de desesperanza,
desmenuzada el alma por las ilusiones perdidas,
añorando los surcos de la tierra , arañando piedras ,
palpando los rigores del desarraigo y de la postergación.
Adaptando lo cotidiano a las humillaciones inevitables
por transitar suelo extranjero.
Vencidos sin renunciar a su principios.
Condenados al olvido .
Amurallados por silencios feroces.
Yacen hoy , muchos , en cementerios de suelos que no son los suyos.
Relegados y despreciados por los vencedores.
Pero la historia los rescata de la indiferencia y la desmemoria.
Porque la Historia , la auténtica, los empodera, más allá
del entorno mediocre y vulgar que se empecina en ignorarlos.
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