Durante cuatro años no les importó la educación.
Denigraron a los trabajadores de la educación.
Reprimieron a maestros y estudiantes.
Desvalorizaron la escuela pública.
Ningunearon la enseñanza.
No repartieron material indispensable para la conectividad.
Y ahora esgrimen la importancia de clases presenciales
en pleno pico de la pandemia.
Es evidente que el poder judicial reverencia las
determinaciones de la derecha sin medir las consecuencias
obviando el virus, la enfermedad y los contagios.
Juegan a la ruleta rusa con la muerte.
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