por las estructuras económicas y políticas de nuestro país.
Existen entre nosotros los que venden el justo por dinero y al pobre por un par de
sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios;
los que aplastan a los pobres;
los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil;
los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio
y quedarse solos en el país.
Es, pues, un hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida
en los tres últimos años.
Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida.
No se ha perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución.
Se ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto
del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa.
El mundo de los pobres con características sociales y políticas bien concretas,
nos enseña dónde debe encarnarse la Iglesia para evitar la falsa universalización
que termina siempre en connivencia con los poderosos.
El mundo de los pobres nos enseña cómo ha de ser el amor cristiano,
que busca ciertamente la paz, pero desenmascara el falso pacifismo,
la resignación y la inactividad;
que debe ser ciertamente gratuito pero debe buscar la eficacia histórica.
El mundo de los pobres nos enseña que la sublimidad del amor cristiano
debe pasar por la imperante necesidad de la justicia para las mayorías
y no debe rehuir la lucha honrada.
El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará
no sólo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios
de gobiernos o de la misma Iglesia,
sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación
desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aún eclesiales."
Óscar Romero
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