Claudio Katz1
Si se confirman las dos candidaturas que llegarán al ballotage, casi toda la
izquierda de Brasil apoyará a Hadad contra Bolsonaro.
Las razones de esta decisión son
evidentes para cualquier demócrata o militante social.
Pero esa definición ha suscitado
en Argentina algunos pronunciamientos que sugieren la abstención2
.
Los argumentos son semejantes a los expuestos frente a otras elecciones
latinoamericanas, donde las diferencias entre los potenciales presidentes estaban más
desdibujadas.
La denuncia de esas similitudes y el rechazo a la resignación frente al
“mal menor” indujeron al voto en blanco.
Ahora se repite la misma postura, sin notar lo
que entraña Bolsonaro.
El ex capitán manifiesta públicamente su defensa de los dictadores, los
torturadores y los asesinos de presos políticos.
Exige la eliminación de los derechos
laborales y exhibe sin ningún pudor sus posturas machistas, homofóbicas y despectivas
hacia los negros e indígenas.
Retoma los fantasmas del anticomunismo para propiciar la
mano dura contra los opositores. Despotrica contra los sindicatos, reclama la anulación
del aguinaldo y aplaude la flexibilización laboral.
Todo indica que no se quedará en las palabras.
Anticipó su desconocimiento de
un veredicto adverso de las urnas y sus allegados proponen la intervención del ejército
si Haddad llega a la presidencia.
Lo secunda en la fórmula un general retirado que
reclama esa tutela militar para perpetuar el golpismo institucional.
Bolsonaro sintoniza con el despliegue de tropas en las favelas y con la
declaración del estado de sitio frente a la huelga de los camioneros.
Sus discursos
concuerdan con el clima que rodeó al asesinato de Marielle Franco y al tiroteo de los
militantes que acompañan a Lula.
La figura más reaccionaria de las últimas décadas promueve también la
desregulación de la tenencia de armas, para legitimar el acaparamiento de tierras a punta
de pistola.
Exige más coerción en el país que alberga la tercera población carcelaria del
mundo y que padece un promedio de 175 asesinatos por día.
¿Se puede ser situar en el mismo plano a este fanático derechista con el
candidato del PT?
¿La victoria de Bolsonaro tendría las mismas consecuencias que el
triunfo de Haddad?
Los partidarios de la equiparación evitan responder a estos
interrogantes.
EL PELIGRO A LA VISTA
Los sugerentes del voto en blanco estiman que Bolsonaro es “visto como fascista
aventurero y provocador por el gran capital”3
.
Pero no aclaran si comparten esa
evaluación.
Tampoco definen si esa caracterización atempera la amenaza que supone la
conversión del capitán en primer mandatario.
Si se acepta que ese individuo puede
deslizarse hacia alguna modalidad de fascismo, el voto en blanco es un suicidio.
1
Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI.
Su
página web es: www.lahaine.org/katz
2 Aguirre, Facundo. Pactar con los golpistas. La Izquierda Diario, 26-9-2018.
3 Heller, Pablo. Brasil, en vísperas de las elecciones, Prensa Obrera, 27-9-2018
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