Había que remar y no había balsa.
Había que remar y no había isla para naufragar.
Me pegaron en la cárcel por leer,
por escribir,
por pensar,
paradójicamente.
La sociedad dice que en la cárcel estamos mejor,
que los derechos humanos son sólo para los chorros...
y uno escucha todo ese discurso de que nos gusta esa vida en la cárcel,
que no hacemos nada.
A mí no me gustaba esa vida
y decidí hacer otra cosa: leer,
terminar el secundario, recibirme.
Pero no recibí un abrazo de la sociedad.
Recibí piñas, me quebraron los tobillos, me rompieron un diente.
Sufrí miles de requisas por leer y escribir.
Me di cuenta de que la sociedad prefiere que los pibes roben,
antes que accionen y piensen.
Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba.
Cuando un pibe en este país pensó y accionó, lo torturaron, lo masacraron y no apareció más."
Camilo Blajaquis
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