El día que Pablo Picasso, recién salido de la bañadera y con la toalla encima por toda ropa, le aseguró a Lam:- “Nunca me equivoqué contigo. Eres un pintor, un verdadero pintor, por eso te dije la primera vez que nos vimos que me recordabas a otro hombre: A mí.”, quedaría inscripto en la historia de la cultura y la biografía de un artista que, a la distancia de un siglo, pasaría, más allá de la afirmación del español, a ser el más trascendente de la historia del arte de Cuba y uno de los indiscutibles maestros del arte del siglo XX.
La vida de Lam refleja su participación en los acontecimientos más significativos del siglo: luchar en el bando republicano durante la guerra civil española, contactar con las vanguardias artísticas europeas, la Segunda Guerra Mundial, que lo llevó a salir de Europa y a reencontrar el Caribe, donde conocerá al poeta martiniqueño Aimeé Cesaire, junto a otros emigrados de avanzada .
Fue no sólo contemporáneo, sino colega, colaborador y amigo de los principales intelectuales y artistas de su época:
Desde André Breton, Max Ernst y otros creadores de la vanguardia europea hasta los cubanos Lezama Lima, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, Virgilio Piñera, y otros.
Carina Pino - Santos/ La Habana
Fuente : "La Jiribilla"
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