"Los cronopios,
esos seres desordenados y tibios..."
Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos
de la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y
señales, lo envuelve de pies a cabeza en una sábana negra y lo
coloca parado contra la pared de la sala, con un cartelito que
dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra".
Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios,
dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos,
y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo
acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y
también: "Cuidado con los escalones".
Es por eso que las casas
de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los
cronopios hay gran bulla y puertas que se golpean.
Los vecinos
se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza
comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su
sitio.
JULIO CORTÁZAR
"Historias de Cronopios y de Famas" (1962)
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