Rescatar la memoria.

Rescatar la memoria.

1/6/14

Recordando el sentimiento de Pedro Garfias.

"Nos dejó esas pocas palabras verdaderas que sólo encuentran, a veces, los poetas". 

Luis Rius

Cordillera Cantábrica desde Ordiales
España
Tus cordilleras de salvaje aliento,
tus íntimas, profundas, dulces vegas;
tus eriales rutilando al sol, 
como medallas a tu pecho presas,
y tus altos castillos, apoyando
en su bastón una vejez sincera
contemplo eternamente, España mía,
sobre la palma de mi mano abierta.


Pedro Garfias

 Pedro Garfias tomó parte activa en la Guerra Civil en el bando republicano

Figuró entre los fundadores de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura y estuvo en el frente de Córdoba de comisario político en Pozoblanco, luego en Valencia con un cargo en el Comisariado General de Guerra; colaboró en el periódico Frente Rojoy en las revistas Hora de EspañaEl Mono Azul y demás publicaciones con poesías de ocasión recogidas en el volumen Poesías de guerra, Valencia, 1937. Otro libro suyo,Héroes del Sur, Madrid–Barcelona, 1938, fue ilustrado por Andrés Martínez de León
Al término de la guerra se exilió, pasó a un campo de concentración francés y luego, en abril de 1939, a Inglaterra, donde vivió en un castillo y empezó a alcoholizarse. Allí compuso su “poema bucólico con intermedios de llanto” titulado Primavera en Eaton Hastings, libro publicado al llegar, el 13 de junio de 1939, al puerto de Veracruz (México), evacuado a bordo del buque francés Sinaia como parte del primer contingente de mil seiscientos veinte republicanos expulsados de su patria.
Acabó refugiándose en el periodismo y en el alcohol. Colaboró asiduamente en las revistas culturales del exilio como RomanceCuadernos Americanos y otras.
 En 1938 le otorgó el Premio Nacional de Poesía un jurado formado por Antonio MachadoEnrique Díez Canedo y Tomás Navarro Tomás, por sus Poesías de la guerra española. Desde 1940 residió en México, murió en la ciudad de Monterrey donde aun permanecen sus restos. Los mexicanos le levantaron una estatua en la plaza Sevilla de Guadalajara (cruce de las avenidas Chapultepec e Hidalgo).




A bordo del Sinaia
Qué hilo tan fino, qué delgado junco
-de acero fiel- nos une y nos separa
con España presente en el recuerdo,
con México presente en la esperanza.
Repite el mar sus cóncavos azules,
repite el cielo sus tranquilas aguas
y entre el cielo y el mar ensayan vuelos
de análoga ambición, nuestras miradas.


España que perdimos, no nos pierdas;
guárdanos en tu frente derrumbada,
conserva a tu costado el hueco vivo
de nuestra ausencia amarga
que un día volveremos, más veloces,
sobre la densa y poderosa espalda
de este mar; con los brazos ondeantes
y el latido del finar en la garganta.


Y tú, México libre, pueblo abierto
al ágil viento y a la luz del alba,
indios de clara estirpe, campesinos
con tierras, con simientes y con máquinas;
proletarios gigantes de anchas manos
que forjan el destino de la Patria;
pueblo libre de México:
como otro tiempo por la mar salada
te va un río español de sangre roja,
de generosa sangre desbordada.

Pero eres tú, esta vez, quien nos conquistas,
y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!
Pedro Garfias


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