Rescatar la memoria.

Rescatar la memoria.

8/10/13

Recordando a Miguel Hernández



    Todas las madres del mundo,
    ocultan el vientre, tiemblan,
    y quisieran retirarse
    a virginidades ciegas,
    el origen solitario
    y el pasado sin herencia.

    Pálida, sobrecogida
    la fecundidad se queda.
    El mar tiene sed y tiene
    sed de ser agua la tierra.

    Alarga la llama el odio
    y el amor cierra las puertas.
    Voces como lanzas vibran,
    voces como bayonetas.

    Bocas como puños vienen,
    puños como cascos llegan.
    Pechos como muros roncos,
    piernas como patas recias.
    El corazón se revuelve,
    se atorbellina, revienta.
    Arroja contra los ojos
    súbitas espumas negras.

    La sangre enarbola el cuerpo,
    precipita la cabeza
    y busca un hueco, una herida
    por donde lanzarse afuera.


    Músicas exasperadas,
    duras como botas, huellan
    la faz de las esperanzas
    y de las entrañas tiernas.

    Crepita el alma, la ira.
    El llanto relampaguea.
    ¿Para qué quiero la luz
    si tropiezo con tinieblas?

    Miguel Hernández

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