Rescatar la memoria.

Rescatar la memoria.

14/8/18

La escuela y la muerte



Publicado en Revista Anfibia el 6 de agosto de 2018
En la foto es de noche. Un pibito, tendrá 12 o 13 años, tiene una rodilla en el piso y la cara iluminada. De perfil, se ve que tiene rapado el costado izquierdo de su cabeza, y más arriba el pelo largo, peinado hacia la derecha. Viste ropa deportiva azul y negra, y zapatillas runner.
Está dejando una vela prendida en la Escuela donde murió su maestra y uno de los auxiliares.
Está dejando una vela prendida, al lado de unas rosas.
Es tan difícil narrar el horror. El horror asalta, copa el cuerpo, atraviesa, conquista. Y por último paraliza, como un veneno.

¿Qué docente, al enterarse de la explosión en la Escuela Primaria 49 “Nicolás Avellaneda” de Moreno, donde murieron nuestros compañeros Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, no recordó con escalofríos ese día en que se cayó un techo en su escuela? ¿O el tiempo que lleva todo ese cablerío pelado al alcance de los pibes, al lado de la escalera? ¿O las inundaciones que colapsan las tapas sépticas mientras damos clases bajo una lluvia torrencial? ¿O ese persistente olor a gas que aparece con cierta regularidad pero sin un patrón?
¿A qué docente no lo invadió el horror, sabiendo que Sandra y Rubén recibieron la bala de una ruleta rusa a la que jugamos, todos los días y sin saberlo, alumnos, docentes y auxiliares?
La escuela como disimulada trampa mortal
La infraestructura escolar es un déficit, posiblemente, en todas las escuelas de gestión estatal de Argentina: ninguna provincia puede asegurar que está libre de este problema. Es probable que el sistema educativo ocupe más metros cuadrados que cualquier otro sistema administrado por el Estado. Esto incluye a decenas de miles de edificios, algunos verdaderos palacios, que fueron construidos en momentos en que no se pensaban determinadas condiciones de seguridad e higiene; en tiempos donde el Estado había asumido enfáticamente la educación como una política estratégica.
Otros edificios, como el de la Escuela Primaria 49, se parecen más a dos o tres galpones pequeños unidos por un patio. Son el tipo de escuelas que se construyeron para cubrir una demanda en barrios pobres: cuatro paredes y un techo, con suerte.
Por el olor a gas, la Escuela Primaria 49 había iniciado seis expedientes en el Consejo Escolar. Los consejos escolares de la Provincia de Buenos Aires, creados por Domingo Faustino Sarmiento en el siglo XIX, están hoy a cargo del mantenimiento edilicio de las escuelas. Regularmente, son administrados por vecinos designados por elección popular, pero el Consejo Escolar de Moreno está intervenido por el gobierno de María Eugenia Vidal desde octubre de 2017. El interventor, Santiago Nasif, es un hombre de Aníbal Asseff, una de las principales figuras de Cambiemos en ese distrito.
Dos meses después, el gobierno de María Eugenia Vidal, con el aval de Gabriel Sánchez Zinny (Director General de Cultura y Educación de la provincia) disolvió la Unidad Ejecutora Provincial, a cargo del mantenimiento en escuelas y jardines.
No hay espacio en este tema para la “pesada herencia”: casi tres años de gestión bastan y sobran para relevar los problemas de infraestructura más urgentes de las escuelas y hacer las reparaciones que garanticen las condiciones mínimas de seguridad. El abandono de la infraestructura escolar es una constante en todo el país, pero en las dos jurisdicciones claves gobernadas por Cambiemos –Ciudad y Provincia de Buenos Aires- parecería haber una decisión clara en dejar que el deterioro avance. El resultado: escuelas que estallan y una gestión educativa que deja muertes a su paso.
En síntesis: sí, es un problema estructural y de décadas. Pero los únicos y directos responsables políticos de esta tragedia puntual son María Eugenia Vidal y Gabriel Sánchez Zinny.

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