Las alas, sí, las alas,
contra la vida quieta.
Cante, llore el poeta
volando entre las balas.
Por los signos del Día
también tú señalado
clavel arrebatado
y espada de agonía.
Casi recién nacida,
lumbre madura y fuerte,
sabes más de la muerte
quizás que de la vida. Y tu nombre aromado
huele más que a romero,
a pólvora, a reguero
de cuerpo ensangrentado.
La patria encadenada
y herida se sostiene
sin sueño y te mantiene
el alma desterrada.
Y mientras que penando
sin luz va el enemigo,
la Libertad contigo
regresará cantando.
Rafael Alberti.
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