“El caballero de la Eterna Juventud
obedeció, hacia la cincuentena,
a la verdad que latía en su corazón.
Partió una bella mañana de julio
para conquistar lo bello, lo verdadero y lo justo.
Delante de él estaba el mundo
con sus gigantes abyectos,
y bajo él, Rocinante,
triste y heroico.
Yo sé
que una vez que se cae esta pasión
y se tiene un corazón de un peso respetable,
no hay nada que hacer, Don Quijote,
nada que hacer:
hay que luchar con los molinos de viento.”
Nazim Hikmet
Nazim Hikmet
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