En la época de la dictadura militar era habitual el silencio mediático frente a lo que estaba ocurriendo, y era común la reproducción de la voz oficial a través de los discursos de sus principales dirigentes. Pero hubo algunos que no se callaron.
Entre ellos se encontraba el periódico Nueva Presencia, dirigido por Herman Schiller. La publicación denunció las violaciones a los derechos humanos en el país.
Desde su aparición, el 9 de julio de 1977, Nueva Presencia dejó en claro que sería una publicación diferente a las que circulaban en la comunidad judía argentina.
"Se propone convertirse en un foro de discusión pública a través de estos objetivos: armonizar dos concepciones (argentinidad y judaísmo) que, unilateralmente, distintas áreas consideran contrapuestos. Esta propuesta periodística tratará de ser profundamente argentina y considerará la problemática nacional (...) en la misma medida que intentará ahondar el análisis de todas las vertientes de la especificidad judía", destacó en su editorial.
"Pocos mencionan a Nueva Presencia, a sabiendas de la actuación que cumplió en esa época, en la que se dedicó a informar sobre las violaciones a los derechos humanos en el país y hasta oponerse a la guerra de Malvinas cuando todos victoreaban al presidente de facto, Leopoldo Fortunato Galtieri, tras la recuperación de las islas", sostiene Dobry.
Por sus páginas desfilaron políticos, miembros de los organismos de derechos humanos, se hablaba de los desaparecidos y de los ataques antisemitas contra las instituciones judías. A la vez, su director acompañó a las Madres de Plaza de Mayo en el ayuno que hicieron en la catedral de Quilmes y publicó una foto junto a ellas, cuando nadie se atrevía a poner una imagen suya en la prensa. Esta postura hizo que recibieran constantemente amenazas telefónicas y dos bombas en los talleres donde se imprimía.
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