Obra de Benito Quinquela Martín
Aquel hombre de enfrente,
simple de corazón,
agonizó sus años
corriendo a tres empleos.
Un día, simplemente,
su simple corazón
le estalló en una esquina
y despertó en el cielo.
Dios, bonachón y antiguo,
le dio la bienvenida,
palmeándole y diciendo:
-¿Qué cuenta de la vida?
Y aquel hombre de enfrente,
simple de corazón,
se quedó boquiabierto
y preguntó:- ¿ Qué vida?
-¿Qué cuenta de la vida?
Y aquel hombre de enfrente,
simple de corazón,
se quedó boquiabierto
y preguntó:- ¿ Qué vida?
Armando Tejada Gomez
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