30/6/15

Juan Rejano.

"Recordar es fácil para quien tiene memoria.
Olvidar es difícil para quien tiene corazón."
Gabo García Márquez

Juan Rejano.JPG

Entre harapos de niebla y lluvia 
viene dando 
traspies y al fin despéñase 
la mañana sobre 
el Pirineo: viene 
dando traspiés montaña arriba, 
calado hasta los huesos 
del espíritu, un hombre, 
un hombre solo -un pueblo solo- 
(consigo trae la rosa intacta 
de su patria, la voz más pura 
que ha sonado en el alto páramo 
del Duero), 
en el angosto 
puerto de la frontera 
se detiene, mira 
hacia atrás, contempla 
la tierra desollada 
y triste, la hermosa tierra 
hendida 
por las bocas del odio 
y sus tumores, 

«¡España vencida toda, 
de río a río, de monte a monte, de mar a mar!» 

con el pañuelo, trémulas 
las manos, ojos 
que ya no ven, se enjuga luego 
las gotas -¿o las lágrimas?- 
que tiemblan en su rostro 
y de nuevo 
comienza a caminar. 

(Inmediata, quién sabe 
si presentida, pero siempre 
repintada alcahueta, más allá 
de la montaña, en un 
pueblo de pescadores, 
en la cama 
de un pobre hotel, 
la muerte 
entre las húmedas 
sábanas está 
esperándolo como 
una amante impaciente.)
Juan Rejano

Juan Rejano, autodidacta, periodista, militante comunista, antes de la guerra civil no publicó más que algunos poemas dispersos.
 En 1939 se trasladó a México, junto con otros exiliados, a bordo del Sinaia
Allí desempeñó una importante labor cultural, como director de la revista Romance y de otras publicaciones, muy especialmente el suplemento literario del diario El Nacional.
 Su primer libro, Fidelidad del sueño, se publicó en 1943, y el último, La tarde, en 1976, el mismo año de su muerte. 
Hay en su poesía compromiso político y nostalgia de España, ecos de Quevedo y Machado y un neopopularismo que nos recuerda inevitablemente a Rafael Alberti.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario