Rescatar la memoria.

Rescatar la memoria.

27/1/15

"Para subir al cielo, hay que morir primero." Gaspar García Laviana

"Tu país, es mi país, marginado,
 y tu ranchito mi casa;
 es tu escasez mi acicate,
 tu liberación mi causa" 
  Gaspar.
- Asturias 1941/ Nicaragua 1978 -

 CARTA AL PUEBLO DE NICARAGUA, EN LA NAVIDAD DEL AÑO 1977.
"Vine a Nicaragua desde España, hará de esto nueve años. Me entregué con pasión a mi misión y pronto descubrí que el hambre y la sed de justicia de un pueblo humillado y oprimido reclamaba más que el consuelo de las palabras,reclamaba el consuelo de la acción.
 He visto la explotación inicua del campesino aplastado bajo las botas de los terratenientes y de la guardia nacional; he visto como unos pocos se enriquecían obscenamente a la sombra del dictador somocista; he sido testigo del inmundo tráfico carnal a que se somete a las jóvenes humildes entregadas a la prostitución por los poderosos; he tocado la vileza, el escarnio, el engaño, el robo, la corrupción, la represión inmisericorde, las torturas en las cárceles por reclamar lo que era suyo.
 Y como nuestros jóvenes honestos, los mejores hijos de Nicaragua, están en la guerra contra la tiranía opresora, yo he resuelto sumarme como el más humilde de los soldados del Frente Sandinista a esta guerra que en mi conciencia es justa.
 La insurrección revolucionaria puede ser
legítima en caso de tiranía evidente y prolongada, que atente "contra los derechos fundamentales de la persona y dañe gravemente el bien común, ya provenga de una sola persona, ya de estructuras evidentemente injustas ".
Gaspar García Laviana

Nació en 1941, en un pueblo situado en  Asturias.
 Estudió bachillerato en Valladolid, Filosofía y Teología en Logroño, donde se ordenó sacerdote en la orden del Sagrado Corazón. Celebra su primera misa en el año 1966 en la parroquia de su pueblo natal. Posteriormente, se traslada a Madrid donde terminó un cursillo de sociología. Aquí mismo hizo compatible su sacerdocio, en la parroquia de San Federico, con el trabajo de obrero en una carpintería del barrio. Durante los tres años que permaneció en Madrid trabajó mucho con la juventud y con grupos de sacerdotes obreros, en un afán de implicarse cristianamente en la marcha social y política del país.

Gaspar murió dando su vida por los campesinos sin tierra, por los hombres sin justicia .
Se comprometió , basado en sus convicciones, para defender a los más vulnerables.
En Nicaragua llevan su nombre cientos de escuelas, hospitales, cooperativas y centros sociales populares que él contribuyó a levantar. 

"Para subir al cielo/ 
hay que morir primero”
 (A corazón abierto).
Gaspar

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