Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados.
Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego.
Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero.
La memoria es memoria si es presente y así como Don Quijote limpiaba sus armas, hay que limpiar el pasado para que entre en su pasado.
Y sospecho que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la destitución de su pasado en particular.
Juan Gelman.
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