¡Conciencia nunca dormida,
mudo y pertinaz testigo
que no dejas sin castigo
ningún crimen en la vida!
La ley calla, el mundo olvida;
mas, ¿quién sacude tu yugo?
Al sumo Hacedor le plugo
que a solas con el pecado
fueses tú, para el culpado:
delator, juez y verdugo.
Gaspar Núñez de Arce
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