9/6/22

"Maternar." María Carolina Pavlovsky, licenciada en Psicología .

Ilustración: Gabriela Canteros

La evidencia de una falta de instinto “materno” o las desviaciones del mismo son vistas, a los ojos de esta sociedad, como patologías, carencias, defectos. Negativizando así algo que debiera ser interrogado.

Nos dice Eva Giberti que ante la noticia de “un bebé abandonado en una estación de ferrocarril o la golpiza de la que fuera víctima un niño castigado por su mamá que requiere intervención judicial, la frase que surge en el saber popular es :”esa mujer no tiene instinto materno”.

Siempre estamos desarmando paradigmas patriarcales, y eso hoy es un gran cambio que cedió el feminismo. Pero los interrogantes acerca de lo “instintivo maternal” siguen quedando en una zona incierta, misteriosa, a veces eludida.

Y nada o muy poco ( o especulativo) se dice acerca de un instinto maternal nato en la amplia gama de la literatura de la psicología, la antropología, etología humana, conductual, etc. en la actualidad.

Cuesta mucho pensar la ausencia de tal instinto como inmanente al ser “mujer”.

Maternidad, “instinto maternal” es aprender a maternar como una acción que supone no necesariamente una ligazón filogenética, primaria. No se necesita ser madre para poder hacerlo.

La maternidad, como condición, es un rol antes que nada.

 Lo mismo que la paternidad. La maternidad no es un destino dado del ser mujer.

Aprendamos a maternar a la Tierra huérfana, devastada por el sistema capitalista predominante, en nombre del cual se cometen los mayores fiilicidios todos los días.

 A maternar a les excluídes, a les más vulnerades,

 a les sin nombre, 

a les sin tierra,

 a les niñes de otras latitudes,

 a les que jamás quizás les veremos las caras de hambre y terror.

 Y entonces, sin duda algo parecido a un instinto materno podrá ser nombrado. "


María Carolina Pavlovsky, licenciada en Psicología 

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