"... la imagen de Cristo
no la busque en los museos,
no la busque en las estatuas
en los altares y templos,
ni siga en las procesiones
los pasos del Nazareno.
No la busque de madera,
de bronce, de piedra o yeso.
Mejor…¡Busque entre los pobres
su imagen de carne y hueso! "
Martín Valmaseda
Martín Valmaseda
Al cumplirse un año de gestión “Cambiemos” le escribí una carta abierta en la que le decía que en los barrios “había subido todo, menos la alegría”, en vistas de los resultados de este segundo año pensaba no volver a perder el tiempo ya que si lo que a ustedes se les ocurre para llegar a la tan mentada “pobreza cero” no es otra cosa que bajarle al sector más pobre de nuestra población lo que debían recibir por la Asignación Universal por Hijo -mientras a las grandes empresas les reducen los aportes patronales y el impuesto a las ganancias- no tenemos mucho para hablar. Directamente ustedes se burlan de los pobres.
Esas madres que difícilmente pueden darle ya de comer a sus hijos, no tendrán más remedio que mandarlos a nuestros ya abarrotados comedores. Y éso duele…
Es la famosa teoría del derrame neoliberal que, como bien dice el Papa Francisco, “nunca se ha confirmado en los hechos e implica una burda confianza en la “bondad” de quienes detentan el poder económico. Mientras tanto los excluidos siguen esperando” (Evangelii Gaudium 54).
Pero acá estoy escribiéndole ya no de la pobreza que mata a pasos lentos, a guisos de arroz o fideos sin carne, sino sobre sus desafortunadas y peligrosas afirmaciones sobre los “enfrentamientos” en el Sur de nuestra Patria. Usted se dice cristiana y el pasado 8 de diciembre, día de la Virgen Inmaculada, nos compartió incluso una foto acaramelada de ella. Qué pena que se olvidó de sus dichos: “Dios derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, a los pobres llena de bienes y a los ricos despide con las manos vacías” (Lucas1,52-53);
Esa María tuvo un hijo llamado Jesús que los cristianos creemos renace cada Navidad y sabe, no le veo buen futuro, me parece que podría repetirse la historia y si bien ya no morir en una cruz que es un invento antiguo pasado de moda, quizás si de un tiro que entre por una nalga y le salga un poquito más arriba del pecho. Eso si llega a grande, porque siempre hay Herodes que buscan matarlos de chiquitos, cómo ahora que aumentó la mortalidad infantil.
Es que El Hijo de la María, que nace ahora como siempre en villas y asentamientos nunca en tierras de Benettones y Lewis, de grandecito se enfrentó a la Ley –aunque a usted no le guste-. A él le enseñaron que la Ley del “mismito dios” prohibía curar en sábado porque era su día Santo y Jesús dijo ¿qué Dios es ése?, el mío no es y curó en Sábado. También le enseñaron que la ley prohibía tocar a los leprosos o te volvías también impuro como ellos. Donde lee usted leproso puede traducir por mapuches, villeros, madres de AUH y ¿sabe que hizo Jesús? se saltó la Ley, los abrazó y se dio el milagro que el leproso se curó (algo así como que el hermano mapuche recuperó sus tierras).
Como dijo Gandhi, ese sí gran discípulo de Jesús sin creer en él: “Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida, ni en su propia esclavitud. La desobediencia civil es un derecho imprescriptible de todo ciudadano”.
Ustedes nos llenaron la cabeza en tiempos electorales con la palabra diálogo, “escuchando al otro para ver con que nos podemos enriquecer” decía el presidente. Calculo que el diálogo ha de darse con el que piensa distinto y también con el que reclama. Como decíamos los curas en la opción por los pobres: “El estado tiene todos los medios y herramientas para ser artesano de la Paz. No lo está siendo. Y ya demasiada sangre ha corrido por los suelos de esta Patria” (7/12/2017 Comunicado a la opinión pública)
Ojalá no haga falta una tercera carta porque hayan cambiado el rumbo, ojalá sobre todo no se nos acabe el tiempo para escribirla de ser necesaria, porque tenga claro que frente al avasallamiento de los derechos de nuestro Pueblo y a pesar de que quieran criminalizar la protesta habrá que seguir saliendo a las calles, a los montes, a los ríos, y en esa lucha a muchos nos alentará en el corazón las palabras de un tal Jesús, ese judío marginal nacido en Belén de Judea para alegría del Pueblo –nunca de los poderosos -, que nos sigue diciendo: “felices los que son perseguidos por practicar la justicia porque a ellos les pertenece el Reino”. (Mt. 5,10)
El que dijo eso, se lo acabo de recordar, terminó en una cruz: el castigo que el imperio del momento daba a los opositores para que a nadie se le ocurriera subvertir el orden, la famosa Pax Romana. Paz de la que Tácito el historiador romano decía: “A la rapiña, el asesinato y el robo los llaman por mal nombre gobernar y dónde crean un desierto, lo llaman paz”. El mismo que dijo: “Los peores enemigos son los que aprueban siempre todo” y que “el poder conseguido por medios culpables (llamémosle globitos de colores, mentiras y promesas incumplidas) nunca se ejercitó en buenos propósitos”.
Lamentablemente no puedo decirle Feliz Navidad, tan sólo preguntarme cómo lo hacían los curas del tercer mundo: ¿Navidad para quién?
Francisco Olveira
Sacerdote del grupo de curas en la opción por los pobres. Isla Maciel
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