Eros y la cultura del malestar: Años ha, en el Museo del Louvre, me conmovió una escultura. La recuerdo en piedra, quizás en mármol, y si bien su belleza me llevó a anotar su nombre, lo hice en alguno de mis tantos papeles destinados a extraviarse. Tal vez este artículo sea una simple excusa para que algún lector generoso sea capaz, a partir de la exigua descripción que sigue, de reconocerla y hacérmelo saber. Representaba a una mujer, no recuerdo si a una simple mortal, una diosa, una ninfa, con el rostro cubierto por un velo traslucido.
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