21/10/17

" Ellos matan."Jazmín Ortiz.

La memoria no descansa porque la realidad no da tregua.
 Unas palabras por Santiago, Mariano y la imperiosa necesidad de seguir peleando.
Corría febrero de 1974 cuando apareció en la Revista Alberdi el poema “Verbo Irregular”. 
El mismo constaba de doce palabras concisas:
yo amo
tú escribes
él sueña
nosotros vivimos
vosotros cantáis
ellos matan
Su autor era Roberto Santoro, autodenominado escritor surrealista (es decir, “realista de sur”) y militante del PRT. Tres años más tarde, en junio de 1977, un grupo de tareas se lo llevaría de la Escuela Nacional de Educación Técnica n° 25 del barrio de Once donde trabajaba como preceptor. Permanece desaparecido a partir de entonces.
Vuelvo a estos versos –trazados en un presente vivo- desde el martes, cuando se descubrió un cuerpo flotando en Río Chubut.
 Exactamente tres años atrás, las noticias informaban que Luciano Arruga aparecía enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.Con mucha bronca y dolor, nos enteramos ayer que es Santiago quien estaba entre las ramas. Si algo queda claro es que el “hallazgo” forma parte de una operación macabra. Lo que queda claro es que ellos son la antítesis de la vida.
Esta confirmación llegó un veinte de octubre, cuando se cumplía otro aniversario del asesinato de Mariano Ferreyra, militante trotskista, a manos de una patota comandada por José Pedraza. En un solo rincón del mundo, en un lapso de tres días, nos encontramos exigiendo justicia por tres jóvenes asesinados por las fuerzas represivas y la burocracia: como un recordatorio de que la memoria no descansa porque la realidad no da tregua.
“Hay que tomar a la historia tal como se presenta y, cuando ésta se permite ultrajes tan escandalosos y sucios, debemos combatirla con los puños”, afirmó una vez León Trotsky.
Luciano ama y se niega a robar para la yuta.
 Mariano escribe y pone el cuerpo junto a los trabajadores.
 Santiago sueña y no se calla ante los terratenientes ni los uniformes.
Nosotros vivimos, nosotros continuamos sus luchas.
 Porque sabemos que detrás de tanta mugre, de tanto desamparo, de tanta bajada de líneas y de palos, hay un futuro que aguarda ser conquistado.

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