2/8/17

El Mediterráneo y Camus.

Los encuentros literarios de Sant Lluís, en Menorca,

 reivindican la rebeldía del gran escritor





Si tengo una admiración y fuente de inspiración intelectual, esta proviene de Albert Camus. Son, tanto el Mediterráneo como Albert Camus dos protagonistas indiscutibles de mi propia existencia.
Si hay un espacio y un lugar para lograr reunirlos en este nuevo tiempo este es Sant Lluís, Menorca, y donde tienen lugar las primeras Trobades literàries Mediterrànies.
Si hay alguien que representa el espíritu y sentir mediterráneo en el ámbito intelectual y literario, ese es el escritor franco argelino Albert Camus. Un mediterráneo por los cuatro costados o, como le calificó Jean Daniel, «un mediterráneo total».
Albert Camus vive, respira, imagina, sueña, crea y se rebela en favor de un Mediterráneo heterogéneo y repleto de contradicciones, en el que la reflexión y la pasión se dan la mano y la estética y la ética se buscan para crear un mundo mejor.
La figura del escritor es también referencia de rebeldía, de justicia y de humanismo. Un pensamiento que ha inspirado a muchas generaciones y cuya obra puede servirnos hoy para intentar comprendernos mejor y buscar la manera para construir un futuro mejor.
Son muchos los libros y contribuciones literarias y políticas del autor franco argelino que me inspiraron en mi pensamiento político general y en mi vocación mediterránea.
La primera indiscutiblemente la de su más famosa novela El extranjero, ésta me hizo descubrir y reflexionar sobre lo absurdo de la vida y, en particular, como este se exponía ante un entorno radiante y abrasador sol mediterráneo. Meursault, como describen varios críticos literarios es «como un ojo que registra los fenómenos del mundo, una conciencia taciturna que rechaza ordenar según un solo sentido su experiencia de la realidad» pero que también es alguien que denuncia la falsa justicia y como Sísifo acepta su destino y decide amar e identificarse con él, incluso si es tan dramático como nuestra propia existencia. Esta «extranjeridad» se manifiesta precisamente para reconciliarse con todo aquello que le separa de él mismo. Este concepto de lo «extranjero» que tanta angustia y horror producen hoy en día, Camus lo convierte en el mejor medio para encontrar uno mismo su propio equilibrio interno.
La segunda lectura fue El mito de Sísifo en ella volví a encontrar una razón de ser y de voluntad de actuar en favor de los otros, es evidente que Camus convoca con este escrito a un voluntarismo que moviliza la reflexión y a un activismo que finalmente la corona. Lo importante en Camus, a pesar de lo «absurdo» de la vida es la voluntad de ir hasta el final de esta propia lógica. Hay que batallar, luchar, hay que mantener una permanente vigilancia para apartar el suicidio como fácil remedio. Hay que ser apasionado. Hay que hacer vencer el voluntarismo frente a la razón sombría y que nos permite descubrir miles de experiencias extraordinarias, aunque muchas de ellas sean absurdas.
En este continuo deseo de empezar de nuevo a pesar de las dificultades o de los fracasos podemos encontrar nuestra razón de seguir existiendo. Estas vivencias las he experimentado a lo largo de toda mi vida personal y profesional y siempre me han ayudado a comprender mejor como superar situaciones que en un principio parecían inalcanzables.
Es este mundo complejo y absurdo el que nos hace intentar una y otra vez proponer iniciativas casi imposibles y que queda tan bien descrito en la tercera gran novela que me ha influido del ilustre escritor: El hombre rebelde. El hombre debe mantener su confrontación con el mundo y no desistir de ello. Esa rebeldía que no cuestiona la propia razón de nuestra existencia es la que reivindica Camus. La rebeldía exhibe así tanto la libertad como la solidaridad como dos valores esenciales de nuestro vivir. La rebeldía implica según él el reconocimiento mutuo de los seres que comparten la misma condición «invita a la convivencia, al diálogo, a instalar una complicidad entre los hombres. Se opone a la mentira, a la servidumbre, al terror».
Estas máximas son las que necesitamos hoy en el Mediterráneo. No podemos conseguir un futuro salvador para nosotros mismos si ignoramos al «otro», al extranjero, si no somos capaces a través del diálogo y del respeto mutuo de conocernos mejor. Si no nos atrevemos a plantear serenamente un marco de convivencia que permita la superación de estereotipos y actitudes reductoras de nuestro propio ser.
Este es el gran mensaje de Camus. Esta es la gran lección que este hombre mediterráneo puede aportar en estos momentos para redefinir un nuevo Renacimiento Mediterráneo.
Las «Trobades literàries de Sant Lluís» pueden ser el inicio de este nuevo reencuentro de los miedos, fantasmas, prejuicios y aprensiones todavía existentes entre nosotros ciudadanos del Mediterráneo, pero sobre todo pueden ser y deben ser el espacio para hacer germinar un nuevo pensamiento colectivo mediterráneos que respete las diferencias y que forje una voluntad común de vivir juntos. Esa rebeldía camusiana la necesitamos ya.

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