claro, fértil, que no oprimiera y sangrara
como un despojo deshecho, quería
que en un país de labranzas
cantasen la sangre, el valle, las cordilleras, los ríos;
lo soñó así, sin que jamás retirara
los pasos, la voz, los ojos
de esa intensa lumbrarada.
País de sol y azafranes y corazón de guitarras.
Varón entero, tenía
polvo de pueblo en la cara.
se alzó por los que yacían,
vistió el sol cada mañana,
noche a noche alumbró el día,
día a día tocó el alba,
sufrió prisión por ser libre,
llevó luz de casa en casa,
pidió por los que no piden,
por otros hirió su entraña."
En memoria de Wilfrido Álvarez, mártir paraguayo.
Elvio Romero.
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