con la sangre de un maestro,
se callan los pizarrones
y surgen los moños negros.
Las aulas pierden bullicio,
todo se vuelve silencio,
los patios de las escuelas
parecen un cementerio.
Y en lugar de algarabía
sólo escuchamos el viento
corriendo como un fantasma
con un quejido siniestro.
Cuando las tizas se manchan
con la sangre de un maestro...
ya no sirven los pupitres
y se marchitan cuadernos.
Y junto a Carlos Fuentealba
hay miles de niños muertos."
Jacinto Velázquez
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