El término “esquirol” para referirse a los rompehuelgas tiene origen en la población barcelonesa de Manlleu, hacia mediados del siglo XIX. En aquella época, la industria textil, de gran auge durante el primer siglo de vida del capitalismo, todavía funcionaba en España por encargo: los tejedores trabajaban en sus casas por encargo de los fabricantes. Sin embargo, el avance del trabajo asalariado bajo relación de dependencia, que iba sustituyendo la forma en que se realizaban los oficios, llevó a que un grupo de incipientes capitalistas construyera un edificio donde convocaban a los tejedores a trabajar (que hoy llamaríamos fábrica).
El cambio que implicaba en su rutina de trabajo llevó a los tejedores a protagonizar fuertes huelgas, que se sucedieron hasta los primeros años del siglo XX. Frente a la resistencia a someterse a las imposiciones del capital, los fabricantes textiles convocaron a obreros de localidades cercanas, principalmente de Santa María de Corcó, popularmente conocida como l’Esquirol. Los tejedores llamaron despectivamente “esquiroles” a quienes venían a realizar el trabajo en contra de la huelga que ellos protagonizaban, y rápidamente este término se popularizó a lo largo de España.
En América Latina es más común el uso de la palabra “carnero”. Este término deviene del refrán popular “el carnero encantado, que fue por lana y volvió trasquilado”, claramente en alusión a quienes desean más de lo que tienen sin conciencia de que en su codicia perjudican a sus compañeros y a ellos mismos.
A lo largo de la historia existen numerosos casos en que la burguesía ha echado mano de los rompehuelgas para desgastar a los trabajadores en lucha. En Chicago, el 1º de mayo de 1886, jornada que daría origen al día internacional de los trabajadores, los carneros se hicieron presentes y protagonizaron violentos choques con los huelguistas que reclamaban las 8 horas de trabajo. Días después, estos choques dejarían un saldo de seis muertos y numerosos heridos. En Argentina, los hechos de la Semana Trágica comenzaron a partir del enfrentamiento producido entre los trabajadores en huelga de los talleres metalúrgicos Vasena y un grupo de rompehuelgas enviados por la patronal.
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Independientemente del origen de estos términos, en momentos en que la gobernadora María Eugenia Vidal anuncia que convocaría a los supuestos 60.000 voluntarios (cabría preguntarse cuántos miles se corresponden con cuentas truchas del Troll Center del PRO) es bueno recordar las palabras de Mario Benedetti en su célebre poema “Vamos juntos”:
"Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero.
Compañero te desvela
la misma suerte que a mí,
prometiste y prometí
encender esta candela.
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero.
La muerte mata y escucha,
la vida viene después.
La unidad que sirve es
la que nos une en la lucha.
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero.
La historia tañe sonora
su lección como campana,
para gozar el mañana
hay que pelear el ahora.
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero.
Ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena,
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes.
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero.
Algunos cantan victoria
porque el pueblo paga vidas,
pero esas muertes queridas
van escribiendo la historia.
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos, compañero."
Fuente : La Izquierda Diario.
Fuente : La Izquierda Diario.
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