" Caer"... en la escuela pública....
Ese otro país, el que se "cae"
No, no fue un furcio.
No, no fue un error discursivo, de esos tantos a los que nos hemos acostumbrado cuando lo escuchamos pedalear ante un micrófono.
La expresión “caer”, referida a quienes nos educamos en establecimientos públicos, no fue un fallido, ni siquiera una ofensa.
Es la cruda realidad que olfatean estos tipos, los dueños de todo, los gerentes del privilegio, los almaceneros de la élite que desprecian lo público y abrazan lo privado porque los diferencia del resto.
Por eso viven en sus barrios cerrados, llenos de miedo y de cámaras.
Por eso gastan lo que sea por una prepaga que los estafa todos los meses, pero eso no les perturba.
Por eso mandan a sus hijos a colegios de nombres británicos.
Por eso no les preocupa vaciar la educación o la salud pública, porque ellos nunca "caerán" en esa dimensión".
Pero quieren manifestar su encono: no son como nosotros, nos detestan.
Por eso su racismo al expresarse, al actuar, al gestionar.
Por eso su ignorancia y su idiotez cheta en los mensajes, cuando deben "politizar" su xenofobia natural, su racismo de cuna.
Porque en sus empresas, en sus corporaciones, en sus despachos con aire acondicionado, en sus cajas de ahorro heredadas, no precisan dar tantas explicaciones.
Allí son patrones, son estancieros, son CEOs, son los dueños de los medios de producción, y listo. Se acabó. Después de todo, el capitalismo no es para todos.
No se equivocan, se sinceran nomás. El problema está en otro lado. El problema lo tenemos aquellos que trabajamos todos los días. Los que viajan en colectivos y en trenes repletos hasta la manija cada mañana, los que cobran una miseria por laburar todo el día, los que se dejan "representar" por dirigentes sindicales corruptos, los que sufren por la falta de oportunidades para sus hijos, los que padecen la violencia policial en sus barrios, los que saben que detrás de cada transa está la yuta, o lo que es lo mismo, el Estado.
No, estos tipos, los dueños de todo, no se equivocan frente a las cámaras. Simplemente, expresan un sentir profundo. Uno que les sale desde el alma, desde el fondo de la historia argentina, patricia y estanciera. Son eso, racismo, desprecio, xenofobia, explotación, ajuste, represión.
Y son, también, todo lo que debemos ser capaces de derrotar.
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