22/6/16

"Viaje al centro del mito." Julián Varsavsky.


 Por Julián Varsavsky
“Al principio de los tiempos, la tierra y el cielo estaban a oscuras. Sólo noche había. Cuando la primera mujer y el primer hombre emergieron de las aguas del lago Titicaca, nació el sol. El sol fue inventado por Viracocha, el dios de los dioses, para que la mujer y el hombre pudieran verse.”
Eduardo Galeano

Para cada civilización antigua, el tiempo nacía con ella. Al menos hasta que Herodoto de Halicarnaso inventó en el siglo V una disciplina que se proponía “impedir que el tiempo borrase la memoria de la historia de la humanidad, y menos que llegasen a desvanecerse las grandes y maravillosas hazañas, así de los griegos como de los bárbaros”.
 Hasta entonces, aquí y allá el etnocentrismo de las culturas ubicaba siempre al “centro del universo” en su propio lugar de origen, como los rapanui, que llamaban a la actual Isla de Pascua “el ombligo del mundo”.
Los incas tienen su mito fundacional en la Isla del Sol, para más precisión en la Roca de los Orígenes, de donde habría brotado por obra del dios Viracocha el matrimonio de hermanos conformado por Manco Capac y Mama Ocllo, quienes salieron hacia Cuzco a fundar uno de los mayores imperios de la historia americana.
 La misión otorgada por el dios Sol a estos equivalentes de Adán y Eva en las culturas andinas era ir enterrando un báculo de oro en la tierra hasta encontrar un lugar donde quedara clavado con facilidad.
 Ello habría ocurrido a orillas del río Huatanay, donde hoy está Cuzco, antigua capital del Tawantinsuyu. Éste es, al margen de la belleza de los paisajes, el tremendo peso histórico y mitológico de la isla , el lugar físico del mito de creación inca, acaso el lugar de peregrinaje más sagrado de aquella cultura, que está siendo revalorizado por sus descendientes actuales.
La Isla del Sol es resignificada simbólicamente por sus pobladores, que viven de la agricultura, el pastoreo, la pesca y el turismo. También para el resto de los bolivianos el lugar adquiere nuevos sentidos. Hace unos años se comenzó a celebrar aquí el Inti Raymi o Fiesta del Sol, una ceremonia incaica que se había perdido, con amautas quechuas y aymaras adorando al astro rey.
El presidente Evo Morales impulsó la revalorización de la Isla del Sol cuando, al asumir el poder el 22 de enero de 2006, asombró al mundo pidiendo un minuto de silencio en honor a Manco Inca, Tupaj Katari y Tupac Amaru. 
Acto seguido expuso su Manifiesto de la Isla del Sol, criticando la destrucción de la naturaleza a través del consumo desmesurado que conlleva el capitalismo. 
Allí, evocando siempre la cosmovisión originaria, propuso invertir la relación de preponderancia que se arroga el hombre por sobre la Pachamama o Madre Tierra.

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